El pequeño detective.

Ya habían empezado las vacaciones y mis padres Eric y Sara decidieron que nos fuéramos a una casa en el campo a pasar el verano, había casas separadas unos quinientos metros unas de otras y una especie de mansión en el centro donde servían la comida y demás para los alojados. A nosotros nos tocó la casa numero 31 llegamos ya anocheciendo, la casa estaba bastante bien, tenia un jacuzzi en el jardín con suelo de madera alrededor era como una mansión gigantesca de dos plantas en la de abajo estaba el salón que tenia un hermoso plasma que me iba a servir para viciarme a la videoconsola en la cocina había pizzas preparadas para darnos la bienvenida, estaban buenísimas, mi habitación era enorme y tenia otro plasma en ella, la cama era muy confortable y espaciosa, pensé que serían las mejores vacaciones de mi vida.

Al día siguiente fuimos a la mansión central a desayunar una vez terminé, el cocinero me dijo:

-Tú, ven.

-Dígame señor.

-¿Cómo te llamas?

-Me llamo José.

-Bien José ¿En que casa te alojas? 

-En la número 31.

-Pues hazme el favor de ir a la casa anterior a la tuya y despertar a los inquilinos que se les va a pasar el tiempo del desayuno.

-Vale ahora voy.

Me dirigí hacia la casa número 30, pero tras un rato buscando me fijé en que la que está antes de la mía es la 29 y la anterior a la 31 es la 30, pero no había casa numero 30 por lo que volví a decirle al cocinero que la casa 30 no estaba a lo que el respondió:

-Me refería a la 29 la casa 30 fue derruida por unos problemas que hubo pero no te preocupes ya han venido ellos.

Volví con mis padres que decidimos dar un paseo para ver el paisaje y respirar aire puro. Les comente lo de que no existía casa número 30 y lo que dijo el cocinero, mis padres al igual que yo se quedaron intrigados de lo que pudo haber pasado en esa casa, pero pronto se nos olvido porque llego la hora de la comida y fuimos a ver que había para comer. Como es verano y a mis padres no les hace gracia que salga con la calor después del medio día me puse a jugar a la videoconsola. 

A la tarde, cuando ya empezaba a refrescar fui dar un paseo, al ver la casa numero 29 volví a recordar que no existe la número 30, intrigado fui a hablar con el cocinero para preguntarle que porque se demolió y el me dijo:

-¿Realmente quieres saberlo?

-Si, por favor cuéntamelo.

-Bien, era una noche fría de invierno de 1997, una pareja decidió venir aquí a pasar sus vacaciones de navidad, le dimos la casa número 30, todo transcurría con normalidad hasta que una noche, la casa salió ardiendo, no pudimos hacer más que esperar a que llegaran lo bomberos. Cuando consiguieron frenar las llamas, ya era tarde, ambos habían muerto. La casa se derruiría días más tarde y el jefe dijo que no volvería a existir.

-Dios, es horrible, ¿Cómo se produjo el incendio?

-Nunca se supo, por lo que lo declararon un accidente.

Un poco consternado, fui a llamar a mis padres por que la cena ya estaba lista. Mientras comíamos mi padre me noto extraño y me dijo:

-José ¿Qué te pasa?

-Si cariño, ¿Ha sucedido algo?

Yo les conté lo que el cocinero me había dicho y se quedaron callados. Un poco más tarde fuimos a dormir, al poco tiempo vi una luz por la ventana, me asomé y la casa 29 estaba ardiendo, no lo podía creer alerte a mis padres que llamaron al servicio de bomberos, era una pareja la que estaba en la casa en llamas al igual que 14 años atras.

Por suerte sobrevivieron porque las quemaduras no eran graves y la policía abrió el caso anterior junto con este ya que era extraño que todo hubiera sucedido en las mismas condiciones salvando las distancias del tiempo.


Mientras la policía tomaba testimonio a mis padres vi la puerta de un cobertizo cercano cerrándose, me acerqué a ver quién había entrado, tal vez era quien provocó el incendio, no debía ir solo tras el, pero antes de pararme a pensarlo ya estaba delante del cobertizo cogí una pala que había en la entrada, por si acaso.


Abrí la puerta y escuche unos pasos, como si alguien estuviera corriendo sobre mi, caminé un poco y vi al lado de una mesa gasolina derramada y una cerrilla colgando de una cuerda, la cerrilla casi quemaba la cuerda, si llegaba a quemarse y caer ardería el cobertizo conmigo dentro.


Cuidadosamente apagué la cerrilla con los dedos y salí a avisar a la policía, entraron y tras revisar el área encontraron a Rodrigo, el jefe, inconsciente en la segunda planta del cobertizo. Había sido un intento de asesinato, pero ¿Quién sería capaz de tal crueldad?.


Tras una media hora, Rodrigo despertó dice que solo recordaba haber estado hablando con Luis el cocinero y haber aparecido allí. Buscaron por todo el recinto y no dieron con el, su culpabilidad era clara, pero no se sabía donde podía estar.


Un agente se acercó a tomarme testimonio, mientras el me hacia preguntas miraba hacia otro lado, ya que me producía nerviosismo hablar con un policía y me fijé en que había una persona entre los presentes que no había visto nunca, se lo dije en voz baja a el agente se acercó hacia el como si le fuera a tomar testimonio pero rápidamente lo esposó y lo sentó en una silla pregunto a todos si alguien le conocía a lo que todos respondieron que no.Yo me acerqué, le tiré del bigote y para sorpresa de todos era el cocinero.


Mientras la policía le llevaba hacia el juzgado, el coche se estrelló contra un árbol y el preso huyó, cada noche tiemblo, por miedo a que vuelva en busca de venganza...


                                                                  FIN

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