La despedida.


Era una noche fría de invierno... el viento soplaba fuertemente... el internado se estremecia ante el vendaval.

Ya estabamos todos los internos acostados, se escuchaban los sollozos de muchos ante el frío y el sonido del viento, ya que parecía que en cualquier momento se nos iba caer el techo encima, un valiente se atrevió a incorporarse, los baños estaban a sesenta metros de las camas, por lo que daba muchísimo miedo levantarse, los pilotos, que eran la única fuente de iluminación, daban una luz rojiza que provocaba aún más miedo, intente dormirme pero cuando ya por fin m relajé y empecé a quedarme dormido, escuché un grito muy breve, no duro más de unas centésimas de segundo y acto seguido se escuchó un golpe con algo de eco ya que los servicios estaban poco amueblados y en el vacío se producia el eco.

No se porque, pero me levanté a comprovar si le había pasado algo al compañero, tal vez debería haberme quedado en mi cama, cuando entré en el baño vi una sombra negra moviendose en el espejo, pensé que me lo había imaginado. Creí que el que vino al servicio fue Toni, comencé a buscarle y no le encontré en por ninguna parte, me asomé fuera, en la habitación y lo vi en la cama, acostado, pensé que estaba muy cansado y que me lo había imaginado todo así que no le di mayor importancia y me fui a dormir.

Me fue muy difícil coger el sueño, me costaba creer que me hubiera imaginado tantas cosas y ademas una de las ventanas no paraba de crujir con el viento... al final me pudo más el cansancio que el miedo y cai rendido. Volví a despertarme a mitad de la noche, estaba helado, cuando miré al otro lado vi que la ventana que hacía ruidos acabó cediendo y se abrió, no me quedaba más remedio que ir a cerrarla o iba a coger una hipotermia.

Me levanté ya despreocupado de miedo y sintiendo el frío que entraba por aquel ventanal, una vez llegué a el miré hacia atras y vi que Toni se había levantado de nuevo y que volvía a ir hacia el cuarto de baño, intentando pensar que lo de antes fue un sueño lo tomé con calma y cerré la ventana, mientras iba hacia mi cama que está situada justo en el medio de todas, ya estaba preparado para arroparme cuando miro a los baños y veo una sombra moverse por todo el baño, cuando de repente se apaga la luz del servicio.

Estube un rato mirando a ver si mi compañero salía, pero no lo hizo, empecé a temer por su vida, otra vez, pero más temía por la mía, por lo que no tenía pensado moverme de mi cama, lo que consiguió que me acercara a ver que pasaba fue el volver a escuchar el sonido de un golpe, así que con mucho miedo me levanté a comprovar que podía ser.

Me acerqué despacio y pegado a los pilotos de la luz, me temblaban las piernas, cuando por fin llegué, me asomé tímidamente por si veía algo sin necesidad de entrar, mirando encontré a Toni tirando en el suelo parecía petrificado, sin pararme a pensar entré a ver si aún respiraba, fue una mala idea...

No me dio tiempo a tocarle, un fuerte viento me empotró dentro de uno de los báteres y se cerró la puerta tras de mi, empecé a escuchar voces, no entendí nada, excepto una voz que me resultaba muy familiar diciendo "Ahora tengo que irme, disculpa si lo pasaste mal, pero tenía que despedirme, adiós." en ese momento me desmayé.

A la mañana siguiente... estaba en mi cama, bien arropadito y hubiera acabado pensando que todo había sido un sueño... de no ser... porque mis padres vinieron a verme para contarme que mi abuela había fallecido y que lloró por no haberse podido despedir de mi.

¿Era ella la que se presentó aquella noche?



El árbol de la ahorcada

Esta es la historia de como llegué a tener conocimiento de un asesinato que me parece no ha sido resuelto nunca y de como se donde fue enterrada la víctima.

Todos los años hacia el final del cursos el escolar en primavera, todo el alumnado íbamos de acampada a un lugar llamado el árbol de la ahorcada, este lugar era un encinar denso, había un claro en el cual había un árbol inmenso que sobresalía por encima de todos, creo que era un nogal, en este árbol había una rama baja que casi se podía tocar, desde la cual se decía que se había ahorcado una monja, esa era la leyenda, una monja que se había enamorado de un soldado y que ante la imposibilidad de su amor se había escapado y había acudido allí una noche de luna llena y se había ahorcado.

Lo de la luna llena tenía su sentido porque nosotros siempre acudíamos allí en luna llena en las dos o tres noches de luna llena de abril o de mayo y el motivo sencillamente es que íbamos muy mal equipados, dormíamos en sacos del ejercito pero a la intemperie, no llevábamos tiendas dormíamos en unas cabañas que hacíamos de ramas y troncos que quedaban hechas de un año para otro, cuando llegábamos allí lo primero que hacíamos era reacerlas, poner una lona por encima por si llovía y dormíamos en grupos de ocho nos daban una linterna a cada grupo y nos tenía que durar las tres noches que pasábamos allí y nos duraba porque habiendo luna llena apenas la utilizábamos.

Cada año había el grupo de valientes que se escapaban por la noche hasta el claro donde estaba el árbol del ahorcado porque se oía, decían, que a algunos niños se les había aparecido la monja, incluso había quien decía que había visto a la monja colgada con sus hábitos, su velo, meciéndose con la brisa al viento y llamándoles, llamándoles con una mano para que se acercasen, eso decían algunos niños.

La mayoría de los valientes que iban hasta allí volvían aburridos, cansados de esperar porque no habían visto nada, la creencia general es que lo de la monja ahorcada no era más que una leyenda y los que decían haberla visto no eran más que mentes calenturientas que probablemente todo lo que hubiesen visto eran los rayos de luz de la luna llena filtrándose entre las ramas del nogal y según se mecían con el viento las ramas, se movían los rayos de luz aparentando ser los hábitos.

Esto ocurrió el segundo año que estaba allí, tenía ocho años, estábamos muy cansados era la última noche de la acampada y estábamos destrozados porque en realidad esto de la acampada no era más que una excusa para hacernos trabajar, nos pasábamos todo el día cogiendo bellotas, cada grupo de ocho competíamos haber quien recogía más bellotas nos daban un saco a cada uno y teníamos que recoger bellotas en un determinado tiempo, al grupo ganador le daban golosinas y así nos pasábamos las noches comiendo golosinas a la luz de la luna tan felices.

Al final de la acampada entre una competición y otra llenábamos un camión del ejército de sacos de bellotas, a eso íbamos, esa era la acampada. Aquella noche estábamos destrozados, recuerdo que me desperté en aquel momento porque pensaba que estaba lloviendo, había oído un repiqueteo, pero no, había una luna llena increíble, que se filtraba por las ramas de la cabaña, habrían sido unas bellotas que habían golpeado en la lona o cualquier cosa.

Me incorporé un poco y del otro lado de todos los que dormíamos en la cabaña, un saco estaba vacío por el lugar donde estaba creí que era Cornejo, pensé que era alguien que había ido a mear y no le di más importancia por lo que me volví a dormir. Al rato me despierto otra vez porque escucho sollozos, miro y veo que si, que es Cornejo, no esta dentro del saco, está encima, está encogido, temblando y con las manos llevadas a la boca como para no hacer ruido.

Salgo del saco, me acerco a el y le digo:

-¿Qué pasa? ¿Qué pasa?

El me cogió la mano, la llevó contra el y me dijo:

-La he visto, Charlie, la he visto, la monja, la he visto, he ido me ha llamado, me he acercado la he tocado, me ha agarrado de la mano y me ha contado lo que le han echo... (Dijo susurrando entre sollozos)

Yo, estaba viendo la luna en sus ojos, el reflejo, me di cuenta que no era ninguna broma que estaba aterrorizado, estaba tirando de la mano para que me soltase y me cuenta:

-No se ahorcó, la ahorcaron, no se enamoró de ningún soldado, tuvo un amorío con el Coronel y estaba preñada y el coronel con dos soldados más la trajo aquí y la ahorcó y esta enterrado debajo del mismo árbol y me pidió justicia... justicia para ella... (Dijo aterrado pero lleno de convicción)

Luego comenzó a describírmela, que si era pequeñita con una cara muy dulce, que si tenía un lunar sobre la ceja del ojo izquierdo grande como una aceituna y ya se relajó un poco, en esto que se relajó yo tiré de la mano, me separe de el, me metí corriendo en el saco y me tape entero. Yo pensando "No me ha contado nada, no me ha contado nada" pero le oía sollozar todavía y hubo un momento en el que nos pudo más el cansancio que el miedo y nos dormimos los dos.

A la mañana siguiente, ni nos miramos y los días siguientes, hicimos por no encontrarnos, ni nos vimos, ni nos cruzamos. Porque los dos estábamos avergonzados, el de haber vivido la historia y yo de haberla escuchado, el de habérmela contado y yo de no querer creerla. Eramos dos críos pero estábamos avergonzados por lo que yo aún conservo la vergüenza, por no hacer nada, porque tanto el como yo podíamos escuchar a esa monja decir "Justicia, justicia...".

Pero eramos dos mocosos y sabíamos que no íbamos a hacer nada ¿Qué íbamos a poder hacer? Porque aunque la historia hubiese sido cierta vete a saber cuando había ocurrido, probablemente incluso antes de que los dos naciésemos por lo que yo enseguida decidí que la historia no era cierta, que no había sido más que una alucinación del cornejo o de la misma leyenda que nos rodeaba cada vez que íbamos al lugar este de excursión, estábamos empapados de la leyenda.

Durante muchos años pensé esto a sido una historia del Cornejo vete tu a saber y eso es lo que pensaría incluso hoy si no fuese por otro incidente. Pocos meses antes de que acabara el internado, años más tarde cuando ya estaba a punto de completar mi formación de primaria. Una mañana temprano según entrabamos a la capilla porque siempre escuchábamos misa antes de desayunar, había que entrar por un vestíbulo en el que había cuadros, fotografías de monjas, congregaciones, monjas de clausura... nunca prestábamos atención siempre pasábamos por el vestíbulo a toda pastilla en dos filas, pegados a las paredes, ahí no nos deteníamos.

Había otra razón por la que no nos deteníamos nunca ahí, curiosamente les llamábamos los ahorcados y es uno de los castigos más crueles y brutales que yo haya visto nunca en un niño, resulta que a los que se meaban con las noches en la cama a la mañana siguiente los ponían en el vestíbulo con la sabana meada colgada del cuello, para que todo el internado desfilase delante de esta gente y los viese, era una vergüenza.

Pues esta mañana según entraba yo allí la fila se paró en seco, en el mismo vestíbulo porque se escuchó un ruido, fuerte, en la capilla, de un banco que se había roto entonces las dos filas que íbamos allí en marcha militar nos paramos en seco y justo a mi derecha a menos de un metro estaba uno de los ahorcados, era un amigo mio intento mirar para otro lado, para no verle y lo que tengo a mi izquierda, a un palmo de mi nariz es una de estas fotos la miro pero sin prestarle atención mientras esperaba a que la fila se moviera.

Me doy cuenta que en el cuadro hay mancha, como una cagadita de mosca, una mota negra y me pongo a raspar la mota esta y no sale, no sale porque es una mota en la misma fotografía y la mota es un marca en el cuerpo de una persona, sobre la ceja izquierda, lo que es, es un lunar y entonces me fijo y empiezo a enfocarme y veo la cara y es una cara así sonriente de una monja chiquitita y pensé "De que conozco yo a esta moja, si no es de las que nos atienden, ¿Dónde he visto yo a esta monja?"

Pensando, recordé que era la monja que me describió Cornejo, me dio un escalofrío en la espalda como me esta dando igual ahora... y en ese momento pasaba Sorjacinta por al lado mía y le dije:

-Hermana, hermana, esta monja ¿Quién es?

Sorjacinta me miro con una sonrisa, contenta porque un niño se interese por una monja y le pregunte. Miró el cuadro y se le cambió la sonrisa por una mueca de asco, me pegó una cachetada, detrás de la nuca, tan fuerte que me choqué con el de delante, en ese momento la fila empezó a andar y me empujó hacía delante.

Nunca, en toda mi vida, una cachetada me ha revelado a mi, tanto...

La cabra chupasangre (Historia real)

Esta es la historia de como llegue a tener la certeza de la existencia del diablo.

Llego la navidad y todos se fueron de vacaciones menos tres, Villar, Colorado y yo. Era el padre de Villar el que tenia que venir a recogernos y el no lo podía hacer hasta el día siguiente, así que tuvimos que pasar una noche más en el internado y esperar hasta la mañana siguiente para coger el tren.

Estábamos aterrados con la idea de dormir aquella noche en una habitación donde habitualmente dormíamos ochenta. Las monjas lo sabían y intentaron hacernos pasar el día lo mejor posible, jugando o intentando jugar, recuerdo que para comer nos dieron natillas, comimos en la cocina. Conforme avanzaba la tarde y comenzaba a hacer frío nuestro animo iba menguando y nuestro miedo creciendo. Llego la hora de acostarse.

Sorbenancia nos hizo el favor de ponernos a los tres juntos en unas esquina del dormitorio junto a su cuarto, por lo que no podía pasarnos nada porque ella estaba ahí, detrás de la pared. y podíamos ver la luz de la lampara de su habitación filtrándose por debajo de la ranura de la puerta, estaba ahí, los tres no acostamos mirando hacia esa lucecita por debajo de la ranura porque mirar al otro lado, sesenta metros de oscuridad, era de terror, de cagarse patas abajo.

Camas, mesitas y armarios, iluminados por una luz roja de unos pilotos que había en lo alto que servían para cuando teníamos que ir al bater que después pudiéramos encontrar nuestras propias camas. Pues algunos de estos pilotos estaban fundidos y todo lo que se veía era el dormitorio con unas zonas iluminadas y otras oscuras, con una luz tenue y roja.

Ademas esa era una de las noches de viento, había una galería en paralelo al dormitorio, que cuando se colaba el viento ahí crujía todo, ventanas, contraventanas, puertas... y era como dormir en la inmensidad de un galeón fantasma.

¿Y de que teníamos miedo? Teníamos miedo del diablo, del diablo en forma de cabra, más concretamente en forma de macho cabrio con los cuernos y la barbita. Que venía en las noches de inviernos a chupar la sangre de los niños, pero no de los niños malos si no de todos. Era una leyenda, pero para nosotros era muy real.

Nos parecía verlo encima de los armarios, al lado de los pilotos rojos y veíamos la sombra de sus cuernos y la barbilla y ahí agazapado esperando a que nos durmiéramos para venir y chuparnos la sangre. Y nos creíamos esto precisamente por Sorbenancia la monja de guardia que esta era una de sus historias favoritas que la contaba varias veces. ¿Estaba ella convencida de la veracidad de la historia o solo no las contaba para aterrarnos.

Porque claro si apagas la luz de un dormitorio y le dices a ochenta niños, venga dormiros, pues no es tan fácil, así que contando historias de miedo no armábamos ruido, nos quedábamos calladitos. Esa noche nosotros no necesitábamos ninguna historia de miedo, ya la teníamos ahí. Eso es lo que esperábamos que el diablo apareciese.

Sorbenancia había puesto un cubo metálico a los pies de la cama, para si en mitad de la noche teníamos que ir a mear pues lo hiciésemos ahí porque ir hasta estos servicios era tétrico, se meaban muchos niños en la cama por no tener que ir, yo nunca lo hice, pero detrás de los radiadores si.

Yo tenía la suerte de dormir entre los otros dos y los tres mirando a la lucecita que salía por debajo de la puerta, y recuerdo a Colorado diciendome:

-¿Crees que la cabra va a venir esta noche a por nosotros, que va a venir a por nosotros?

Pero lo que yo pensaba es que ya estaba ahí, debajo de la cama o en el cuarto, con Sorbenancia, porque Sorbenancia precisamente por estas historias que nos contaba corrían rumores de que era una monja bruja.

Mirábamos la lucecita, veíamos que estaba despierta porque veiamos su sombra moverse por debajo de la luz que salía por debajo de la puerta y escuchábamos como un ruido sordo contra carne y había otro rumor de que las monjas se flagelaban, no se sabía.

El mismo cuarto de la monja celadora, que estaba ahí mismo yo no sabía de nadie que le hubiera echado un vistazo, los espacios de las monjas eran misterio puro, eran como otro mundo, nadie sabía. Ahí estamos mirando la lucecita, pensando en la cabra que va a venir en cualquier momento, yo me quede dormido y recuerdo un sueño profundo como si la cabeza me pesara una tonelada.

En un momento determinado me desperté, digo despierto porque abrí los ojos, la sensación es de estar despierto pero no poder moverte, parece que te puedes despertar pero no puedes, parece que estas dormido pero que es real lo que pasa, sientes el tu peso sobre el colchón.

Yo desperté y tenía la misma sensación, había alguien ahí, pero yo no podía moverme ni comprobar, un picor inmenso en la planta del pie izquierdo, pero no me podía rascar, estaba como petrificado, como si hubiese una gravedad diez veces mayor, sentí un frío intensísimo en los pies, yo me había acostado arropado bien ni me había movido y de pronto me doy cuenta de que mis pies están a la intemperie.

Y digo "tengo que hacer algo" y levanto la cabeza y logro verme la punta de los pies a la intemperie y en ese mismo momento veo una cosa que se mueve muy rápido, una cabeza, sin cuernos. Lo que creí ver fue algo que siempre de niño había pensado que me iba a aterrorizar ver, que era la cabeza de una monja sin velo.
Tampoco tenía sentido porque se había movido como una centella, no podía ser una monja muy rápido,

Intente ver más allá pero no pude, volví la vista hacia el cuarto de Sorbenancia pero era como si estuviera mi garganta de piedra, lo que veo es que la puerta esta entre abierta porque está la claridad rojiza de un piloto que esta alumbrando la puerta, pero claramente entre la puerta y el marco había una franja de al menos un palmo, la puerta esta abierta, no se oye nada, pero siento que desde ahí me están mirando, no se si me dormí, me desmayé.

Lo último que recuerdo de esa noche es un hilillo de agua corriendo por algún lado, contra algo metálico, como si un cañería en algún lado del edificio estuviese suelta o rota, tal como yo sentía mi pie, como encharcado, mojado, frío.

A la mañana siguiente, frío, porque Sorjuliana, que era la monja que nos despertó tiró la ropa de las tres camas al suelo y los tres en formación en un instante y ella pálida. Señaló el cubo que nos habían dejado para mear estaba no lleno, a la mitad, pero de sangre o algo que parecía sangre, cuatro o cinco litros por lo menos, Sorjuliana ni abrió la boca, debíamos tener la cara tan pálida como ella porque cogió el cubo y se lo llevó.

Nos llevaron a la estación, los tres, ya habíamos vomitado todo el desayuno, nos metieron en el tren y cuando llegué mi madre me besa y según me besa dice:

-Este niño esta enfermo a tenido un mal viaje, vamos a la cama.

El primer día de vacaciones en casa todo el día en la cama, vomitando, con mareos, con fiebre, al siguiente día ya iban a llamar al médico pero me empecé a recuperar y nada, bueno nada, me pase todas las vacaciones traumatizado.

En cuanto volví después de las navidades, a principios de año, vimos que las camas en las que habíamos dormido Villar, Colorado y yo estaban con el colchón enrrollado y no durmió nadie ahí en todo el trimestre, no andábamos sobrados de camas, pero no durmió nadie en esas.

Hablamos los tres y habíamos llegado todos a casa como yo llegue a la mía, en el caso de Villar había ido al médico le habían hecho una transfusión de sangre porque el médico le había dicho que le faltaba sangre.

Sorbenancia, ya la vimos poco, la mandaron al almacén ya no trataba con nosotros. Esa noche la utilizaba otras noches para calmarme el miedo decía:

-Si la noche que estuvisteis los tres vino el diablo a chuparte la sangre y sobreviviste, puedes sobrevivir cualquier otra noche.

Pero no me funcionaba, porque cada noche de terror hay que vivirla hasta el final, hasta el final, hasta la madrugada y cuando empieza a clarear...

                                                            FIN

Mami perdóname

Esta historia, sucedió en 1997 en una lujosa residencia al norte de la ciudad, hasta la fecha no se comprende, lo único que sabemos, es que así fue.

Era un lunes a las doce del medio día, algunos problemas con su marido habían hecho enfadar a la señora cuando de pronto al entrar a el dormitorio de su hijo, lo encuentra parado, el niño estaba pálido y con la vista perdida y en su cabeza se veía una cicatriz muy marcada. Su madre dijo:

-Bueno Carlos ¿Qué estas haciendo aquí, no deberías estar en la escuela?

El niño le contesto, sin expresión en su rostro:

-Mami, perdóname...

-Perdóname, siempre me pones tu cara de pena y dices perdóname, ¿Qué no sabes decir otra cosa cuando haces tus tonterías?

-Mami, perdóname...

Con el sonido del teléfono sonando de fondo la madre dijo:

-¿No tienes nada mejor que decirme? Seguro que ya te volviste a pelear con algún compañero ¿Verdad?. ¡Maldito teléfono deja de sonar!

-Perdóname... yo te quiero mucho...

-Ya mejor cállate Carlos. ¡Maldito teléfono... no lo pienso contestar!

Carlos comenzó a llorar, parecía un llanto de dolor, mientras seguía diciendo:

-Mama, perdóname...

-¡Entre el teléfono y tu me vais a volver loca! ¡Última vez te lo digo, ya cállate!

De pronto el llanto de Carlos, dejó de escucharse, un silencio total inundo la casa, solo se escuchaba el teléfono sonar. Al fin decidió contestar el teléfono:

-Bueno dígame.

-¿Es usted la madre de Carlos?

-Si soy yo, ¿Qué pasa?

-Habla el profesor de Carlos, se que por teléfono no es lo más correcto, pero... quiero decirle algo sobre su hijo, es algo muy delicado.

-¡Ai! ¿Qué hizo ese demonio?

-Señora no se como decírselo la verdad es que Carlos se subió a la azotea del colegio y se cayó.

-Y con razón, yo ahora mismo me ocupo de reñirle espere. ¡Carlos! ¡Carlos! Te estoy hablando ven para acá, ¡Qué vengas!

-Lo que pasa es que Carlos al caer de la azotea se abrió la cabeza y murió instantáneamente.

-¡Carlos...! ¡Carlos! Carlos mi hijito... ¡No...! ¡Carlos...! ¡No me dejes...! (Dijo entre llantos)

-De verdad lo siento mucho señora, su cuerpo fue llevado al forense hace unos minutos y me piden que lo valla usted a reconocer.

La señora busco al niño en su habitación , pero... ya no se encontraba ahí y en su lugar, tansolo encontró unas cuantas gotas de sangre, se arrepintió de por vida, de haber desperdiciado esa oportunidad de despedirse de su hijo.


El secreto del sótano

Una noche estaban cuatro amigas haciendo una fiesta de pijamas mientras veíamos películas de terror cuando se les ocurrió ir al sótano. Anteriormente la dueña de la casa les dijo que en el sótano se aparecía un muerto pero ellas no la creyeron. Decidieron jugar a la botella y que entrara al sótano la que quedara.

La primera que quedó se llamaba Yumara y las otras chicas muertas de la risa pero con un poco de miedo, al pasar el rato empezaron a escucharse muchos ruidos y un grito de espanto que las aterrorizo, salio por la puerta una pulsera que le habían regalado a Yumara al cumplir los quince.

Pensamos que era una broma y esperando a que saliera se quedaron dormidas, al despertar al día siguiente no la encontraron por ningún lado y les daba pánico entrar al sótano. Tuvimos que llamar a sus padres para que vinieran y ellos avisaron a la policía.

Los agentes entraron con linternas y encontraron a Yumara muerta y totalmente ensangrentada, tuvieron que cerrar el caso porque no se encontró una forma lógica por la que pudiera haber muerto. Después de seis años seguimos con el mismo remordimiento de lo que pasó aquella noche.

El final el mundo

El final de todo, la carnicería, el holocausto... pueden llamarlo como quieran, este ya se presentó y no fue como lo esperábamos, no hubo guerra nuclear, no hubo una inundación provocada por el cambio climático... no, no fue nada de eso.

31 de diciembre de 2013

El día del juicio final llegó, nadie lo esperaba, nadie lo creía nadie lo supo... la humanidad calló en un profundo sueño del que despertaría en un mar de torturas inimaginables, devoraría sus entrañas sin piedad, aquellos seres no tenían piedad ni nosotros la más mínima posibilidad de defendernos.

Un profundo sueño los inundó, mientras dormían esos seres los despertaban, me persiguen imágenes, sonidos... de aquella gente que suplicaba piedad mientras eran devorados entre arduo sufrimiento... nunca creí que tal crueldad se haría con nuestras vidas, nuestras esperanzas, nuestros sueños, nuestros derechos...

Nadie podía evitarlo, pues todos dormían dulce y profundamente hasta ser perturbados y torturados sin piedad, Dios no puede existir, no permitiría esta masacre, esta crueldad y si existiera solo es pura crueldad y maldad. ¿Nos creó solo para poder torturarnos?.

Yo por mi propia maldición, la maldición de haberles visto antes de caer dormido devorando a mis padres, a mis hermanos... el haberles visto me mantiene despierto... y mientras tenga fuerzas para huir lo haré, torturado por mi instinto de supervivencia, no creo que mi mente soporte esta tortura, esta crueldad, Dios si realmente estas ahí detenles, salva a tus humildes sirvientes, dales la oportunidad de vivir, cumplir sus sueños y en un futuro, tener una muerte digna.

Los gritos de los torturados duraron días, asustado seguía en mi desesperada e inútil huida, los sonidos de aquellas torturadas almas me perseguirían hasta la muerte, que apuesto cercana, pienso que me dejaron escapar porque no había lugar donde ocultarse, estaban en todos lados, nunca sentí tal miedo, tal furia ni tal pena.

Se hizo un enorme silencio, el mundo que conocíamos ya solo era un gran cementerio, esas criaturas se iban, pero no se iban solas, mi mujer, mis padres y toda la raza humana iba con ellos...

En mi eterna huida, sentí grandes deseos de terminarlo todo ya... morir antes de que vuelvan... no tener que sufrir esta tortura, simplemente irme de aquí, por siempre...

                                                                 FIN

Puedes escuchar esta historia en vez de leerla, espero que lo disfrutes:



La viuda asesina.

En un pueblo perdido habitaba en un casa una señora cuyo nombre era Rosa, esta era muy feliz, guapa y vigorosa pero al fallecer su marido Rosa fue con el paso de los años volviéndose loca, Rosa y su marido habían criado cuatro hijos. Ella muy poco a poco fue tratándolos cada vez más mal cada vez que los veía se enfadaba mucho y les golpeaba duramente. Los gritos de las pobres criaturas penetraban en los oídos, vivían en el campo por esto no se podían escuchar los gritos de los niños.

Rosa tenía dos hijos y dos hijas en orden de edad se llamaban: José, Juan, María y Ángela. En el pronóstico de la radio anunciaban fuertes tormentas y caída de granizos, iba a hacer mucho frío. Rosa le dijo a sus hijos coged machetes y hachas iremos a cortar leña al bosque, los niños sin decir nada ya tenían armados los bolsos con linternas, hachas, machetes y carne podrida por si se encontraban con algún animal.

Ya en el bosque Rosa dijo a José:

-Tu vendrás conmigo el resto de ustedes busquen leña en otro lado.

José sin decir nada cogió su bolso y siguió a la madre, cuando estaban lo suficientemente alejados de los demás la madre le dijo muy lentamente a José.

-Dame tu bolso.

El sin decir nada se lo entregó.

-Espero que entiendas lo que hago, tu padre era el único que trabajaba y sin el estamos perdidos, tu eres una boca más a alimentar y yo muero de hambre, lo siento pero al mismo tiempo, no lo lamento.

Sacando el hacha del bolso le cortó la cabeza a José, con el hacha ya bien lavada volvió con lo demás y les dijo que se lo había comido un oso será mejor que volvamos a casa. Una vez en casa cuando ya habían cenado y todos estaban acostados.

Rosa llamó Juan y le dijo

-Hazme un té.

Juan obedeció:

-Tráeme ese frasco.

Juan obedeció de nuevo.

Rosa echó en el té lo que había en el frasco y le dijo:

-Tomatelo.

Juan no entendía nada y creyó que era un pronto de su madre, así que lo tomo sin sospecha alguna. Al rato Juan calló al suelo, el té tenía cianuro.

Luego fue al cuarto María y Ángela para decirles que Juan había tenido un paro cardíaco de repente, después María consiguió dormirse pero Ángela no.

A la mañana siguiente Rosa llamo a Ángela y le dijo:

-Debes estar muy cansada como para hacer tus tareas, ¿No?.

Ángela asintió con la cabeza y Rosa la acostó en su cama y comenzó a cantarle una nana y Ángela se quedó dormida. Mientras soñaba con el coro de los Ángeles Rosa cogió un cuchillo recién afilado y lo atravesó por el corazón de Ángela. Como en las dos ocasiones anteriores fue corriendo a María y le dijo:

-Tengo que confesarte una cosa hija mía, yo fui la que mato a tus hermanos, le corté la cabeza a José, envenene con cianuro a Juan y hice que Ángela durmiera para poder atravesarla con un cuchillo y ahora voy a ahorcarte lentamente para que sufras como ninguno de tus hermanos.

Tras matar a Ángela asesinó a cinco familias más y se dice que fue ella quien mató a su marido...

                                                                   FIN

El cuento de la llorona

Esto sucedió en el mes de diciembre de 2004  el frío era más intenso, las calles estaban más silenciosas y oscuras de lo normal y una fuerte lluvia había caído en la ciudad. Roberto vivía con su mujer y su hijo pequeño de tres años en la Macarena en Sevilla. Escucho una voz mientras andaba por la calle que decía:
"Mis hijos... mis hijos... ¿Donde están mis hijos...?"

Roberto pensó que era una mujer borracha que no sabía lo que decía y siguió caminando hacia su casa. Al llegar entró a un viejo baño para lavarse la cara antes de dormir y escucho la voz con el eco del baño:
"¿Tu has visto a mis hijos...?"

Al girarse vio en el espejo reflejada la silueta de una mujer y pronto desapareció, Roberto sintió pánico y llamo a su mujer para contárselo:

-Ana he visto una mujer en el baño que me hablaba y decía cosas al oído...

-Que más quisieras, ¿Dónde estuviste?

-Te lo juro...

-Ya, bueno vamos a dormir.

Cuando ya llevaban un rato dormidos y reinaba el silencio en la habitación se volvió a escuchar:

"Mis hijos... ahí llegan mis hijos..."

Roberto se dio cuenta y dijo:

-¡Ana!

-Roberto ¿Qué es eso?

-Te lo dije yo la escuché, es real.

-¿Sabes qué? Ya me contagiaste tus nervios, debe ser alguien que no tiene nada más que hacer, ve a ver al niño no valla a ser que se haya despertado con tus gritos.

Roberto entró a oscuras en la habitación de su hijo, despacio se acerco a su cama para tocarlo, pero este no estaba ya, solo quedaban ya las sabanas extrañamente mojadas, entonces Roberto dijo:

-Ana ¿El niño esta ya contigo? porque no lo encuentro por ningún lado.

Entonces se escuchó:

"¿Tú eres uno de mis hijos...? ven... ven conmigo... tú eres uno de mis hijos... *Suspiros*"

Los padres se aterraron al escuchar estas palabras, su hijo no estaba por ningún lado, pero al parecer aquella aparición de terror lo había encontrado antes que ellos:

-¡Sueltame tu no eres mi mama! ¡Voy a llamar a mi papa! ¡Sueltame, dejame!

"Tu eres uno de mis hijos.... ven..."

-¡Roberto corre, ve a ver donde está el niño!

-¡Esta en el labadero!

Cuando el padre del niño subió las escaleras vio como era abrazado por aquella aparición terrorífica abrazaba a su hijo, vestida de blanco, con la piel más blanca que su túnica, los labios morados y sus ojos negros y sin brillo, con mirada triste pero a la vez terrorífica.

Ella lo tomo de los cabellos y lo hundió de cabeza en la pileta del labadero. Roberto quiso acercarse a ayudar a su hijo pero dela oscuridad salieron dos perros negros llenos de rabia que le impedían el paso hacia esa mujer, para salvar a su hijo. Ana gritó:

-¡Porfavor deja mi hijo, por dios te lo pido!

Dichas estas palabras como por un milagro los perros salieron despavoridos, la mujer desapareció en la oscuridad y Roberto pudo acercarse a su hijo pero ya era tarde, su hijo había muerto ahogado.
                                                             
                                                              FIN

La Tierra Santa. (Historia real)

Me encontraba en un internado de primaria que quedaba a mitad del bosque, rodeado de zonas arbóreas, en un lateral a unos cien metros de distancia había un terraplén, le llamábamos la tierra santa, este quedaba al lado de una carretera que era por la que a diario iban y venían un grupo de niños.

La carretera conectaba con un edificio en el que vivían el personal civil que trabajaba en el colegio: Los profesores, celadores... y estos niños eran sus hijos que acudían al colegio y entre esto estos niños estaban las niñas a las que todos intentábamos impresionar, cada año había tres, cuatro, cinco niñas que venían al internado a diario por esta carretera.

Había el entretenimiento de los internos de ir a esta tierra santa, a este terraplén para intentar impresionar a las niñas, saltando desde el terraplén y cayendo a un montículo de arena finísima. Nadie sabía por que se llamaba tierra Santa pero era como que el nombre le venía bien porque la arena de allí no tenía que ver nada con la de alrededor y permitía caer desde una altura considerable sin hacerte daño.

Yo nunca llegue a hacer porque ese era mi primer año en el internado, tenía solo siete años. Un día mientras se desarrollaba esta actividad oímos unos gritos inmensos y pensamos que era alguien que se había roto una pierna. Lo que vimos es un grupo de niños en mitad de la carretera que rodeaban a este Márquez que estaba temblando, como loco y lo estaban agarrando.

Márquez gritaba "Me ha intentado tragar, me ha intentado llevar , quería llevarme, quería llevarme..." vinieron un par de celadores que estaban de guardia, se lo llevaron. Esa noche los rumores de la historia de Márquez los mayores comenzaron a contar, estaban saltando y de repente salto Márquez y inmediatamente empezó a gritar y lo encontraron cubierto de tierra hasta el pecho cuando lo normal era hundirse hasta las rodillas, tiraron de el y Márquez dijo "He sentido unas manos tirando de mis tobillos y una voz salia de la tierra que decía: Tú me perteneces, tú te vienes conmigo."

Llega la noche, todo el mundo preguntándose por Márquez, cenamos, vamos al estudio, vamos al rosario, llegamos a los dormitorios y allí es el último momento que yo vi a Márquez, tenía una cara que no olvidaré nunca, como si no estuviese allí. No se si ya lo habían medicado, nos habían dicho que lo dejáramos tranquilo, yo dormía al otro lado del dormitorio que era inmenso, ya me despreocupé de el esa noche, apagaron las luces y no se oía un alma.

En un dormitorio con ochenta personas, es normal siempre había murmullos, toces, sollozos, esa noche nada, todos pensando en Márquez, poco a poco nos fuimos durmiendo, yo también me quedé dormido.
A la mañana siguiente suena la campana, despierto, miro hacía el otro lado del dormitorio y veo dos o tres monjas moviéndose de un lado a otro, empieza a correrse la voz, Márquez se ha escapado.

Esto no era tan extraño, porque todos los años se escapaban media docena de niños del internado porque nos sentíamos mal, solos, había morriña de casa del hogar y había niños que se escapaban con relativa frecuencia, además casi siempre por la mañana que se despertaban antes y se marchaban muchas veces en pijama.

Casi siempre les encontraban en un par de horas vagando por la carretera Valladolid-Burgos, era el único lugar de contacto con el exterior, todos los trimestres llegábamos por esa carretera y por la misma nos marchábamos.

Bueno, Márquez se había escapado igualmente lo había hecho en pijama, porque había dejado la ropa encima de la mesilla. Nos levantamos nos lavamos vamos a misa todo el mundo especulando, entramos en las clases. Los profesores intentan dar las clases normalmente como si no pasase nada, llega el recreo y nadie juega solo rumores.

Llega la hora de la comida y no hay más que mirar la cara de las monjas y veías que no, no le habían encontrado avanza la tarde los rumores crecen, que si habrá ido hacia el río, que si no a ido a la carretera si ha ido monte arriba.

Terminan las clases y ahí llega el bombazo, unos chicos mayores que han ido a la tierra santa a saltar como todos los días y han encontrado las zapatillas de dormir de Márquez, allí al lado del montículo de tierra donde pasó el incidente del día pasado. Es más el montículo de tierra esta alisado, como si allí no hubiese saltado nunca nadie, una broma de mal gusto parece, estos mayores que habían encontrado las zapatillas pasan todos uno tras otro por el despacho de director del colegio, el corones. No es broma ninguna, Márquez no aparece.

No apareció nunca, vinieron decenas de soldados que estuvieron días buscando por todas partes, excavaron la arena de la tierra santa y lo único que hicieron es hacer el montículo mas grande. Vimos a los padres que vinieron a recoger las cosas y la ropa de Márquez. Nosotros rezamos el Rosario extra delante de la cama vacía durante días. No apareció nunca, lo único que se vio fueron sus zapatillas.

Su zapatillas junto a la tierra donde el dijo que había sentido unas manos que le habían cogido de los tobillos, le había tirado hacia abajo y una voz que decía "Me ha intentado tragar, me ha intentado llevar , quería llevarme, quería llevarme..."

Nadie volvió a saltar en la tierra santa, nunca, la cercaron a los dos días...

                                                                   FIN

By: Marginalmedia.

La Roca

La Roca es una de las prisiones más seguras del mundo, para quienes no conozcáis este lugar, es una prisión construida en un acantilado situado en alguna parte del mar y rodeada por tiburones, aunque consiguieras salir, estos te devorarían.

Mi nombre es Raúl, y estoy encerrado en este trozo de tierra en ninguna parte, me han traído por asesinar a mi hermano, y yo, no lo hice. Ya han pasado algunos meses desde que me internaron y este lugar es terrible... los guardias hacen lo que quieren con los presos, torturas, palizas... y todo esto comportándote bien, al ultimo que hizo por escapar lo tiraron en un saco al mar y no precisamente para que se ahogara.

Solo se sale tres veces de la celda en todo el día, siempre que tengas suerte y no te saquen una cuarta para un interrogatorio ya que aún nadie a vuelto de ninguno, no se que harán con ellos ni quiero saberlo. Desde que entre aquí planeo una forma de escapar ya que tarde o temprano me tocará a mi que me cojan los guardias y prefiero haber intentado salir.

Pero desgraciadamente al día siguiente me llamaron para el interrogatorio, me llevaron a una sala con una silla donde me amarrarían hice fuerza para no avanzar y poder pensar como salir a acercarme a aquella silla me quitaron las esposas para amarrarme en ella vi que había una puerta en la habitación que decía almacén, era probable que allí hubiera un sistema de alcantarillado para salir.

Golpee con el codo al agente que tenia cerca y eché a correr hacia la puerta mientras el otro sacaba arma, abrí la puerta rápidamente y entré escuché un disparo a la puerta por lo que seguí corriendo hasta estar en el almacén, subí a la parte más alta de almacén y me quede agachado hasta que pasó el guardia.

Ahora tenía que improvisar como salir, la entrada principal estaba plagada de guardias y la trasera estaba llena de trampas cruelmente colocadas, ademas pronto anunciarían que me escape y todos irían detrás mía, tenía como mucho una hora para escapar y decidí ir por la puerta trasera comencé a correr hacía la habitación de la sala de maquinas para usar los conductos de ventilación para llegar a el principio del túnel para salir.

Entré y mientras buscaba el conducto, escuche un golpe, me acerque sigilosamente, vi a un agente golpeando duramente a un preso, decidí ayudarle y de paso que viniera conmigo. Tiré un palo lejos de mi para que escuchara el ruido y fuera a ver, cuando se acercó a mi posición le golpee en la cabeza con una palanca.

Liberé al prisionero y le pregunte:

-Hola, ¿Estas bien?

-Bueno... si, más o menos.

-¿Cómo te llamas?

-Carl.

-Yo Raúl, quería ofrecerte la idea de intentar salir de aquí juntos pero tenemos que darnos prisa.

-Claro, nos mataran igualmente, así al menos podremos intentar salir.

-Bien, había pensado ir por el conducto de ventilación hasta llegar al túnel de la parte trasera, no hay guardias pero si trampas deberemos tener mucho cuidado.

-Vamos, ya habrá tiempo para explicaciones.

Entramos en el conducto de ventilación y avanzamos. Por el camino rezábamos para que no activaran la calefacción ya que nos asfixiaríamos. No teníamos demasiado claro exactamente donde bajar pero ya lo veríamos por las rejillas.

Ya vimos el lugar, bajamos rápidamente, era un túnel casi interminable, pero nos ilusionaba que al final se veía la luz, la libertad... Empezamos a correr y el suelo empezó a temblar y se un dió, yo me agarré a un hierra que había en la pared y Carl consiguió pasar, me dijo que saltar que el me cogería confiando en el salté, casi me caigo pero me sujeto por una mano y me ayudó subir.

Con el primero, también se hizo un agujero delante nuestra y tuvimos que entra a una puerta a la izquierda, olía fatal antes de abrirla. Cuando entramos había unos diez cadáveres y gente viva colgada por las piernas con grilletes, todos los cadáveres tenían grandes mordiscos de algún animal y los que aún vivían estaban totalmente locos, ¿Cuánto tiempo llevaban aquí?.

Se oyó como si algo hubiera salido del agua al fondo de la oscura sala, no se veía nada, tras un rato de escuchar pasos vimos un cocodrilo gigantesco acercarse hacia nosotros, este le arranco la cabeza de cuajo a uno de los que estaban colgados, ya que se puso histérico al verlos y gritó. Sorprendentemente después de hacer eso se dio media vuelta y se fue al agua. Nosotros corrimos hasta la puerta del otro lado de la sala alejándonos todo lo que podíamos del agua.

En la siguiente sala había un hombre tirado en una mesa de madera con un cuchillo clavado en el pecho, aún sangraba por lo que quien fuera que lo mato lo hizo hace poco y aún andaría por esa zona. Escuché unos mordiscos y cuando nos asomamos un "hombre" desnudo se estaba comiendo a otro, nos escuchó y se giró.

Al verme se me abalanzó y me tiró al suelo, Carl cogió rápidamente el cuchillo y se lo calvo varias veces a esa cosa, lo aparté con una patada y seguimos golpeándole, cuando ya parecía muerto, le pedí el cuchillo y se lo clave en el corazón. Abrimos la siguiente puerta y dimos a una especie de sala de control abandonada, pero por suerte aún funcionaba la luz.

Había una puerta sin picaporte ni nada, parecía que se podía abrir con una de las palancas que había en la pared pero eran cuatro y no sabíamos que hacían las otras tres. Mientras daba vueltas pensando la solución me tropecé con Carl y sin querer activé dos palancas, la luz del cuarto se volvió roja y parpadeante la puerta por la que vinimos se cerró completamente.

Comenzó a brotar del suelo un denso gas que pronto inundo la sala, no había salida ni salvación para nosotros, la muerte nos aguardaba...

Misión de reconocimiento.

Ahora mismo me encuentro en un helicóptero, en dirección a una casa en las afueras de la ciudad, para ser más exactos, perdida en un bosque, soy un miembro de las Unidades Especiales del ejercito estadounidense y te preguntaras que que buscamos en ese casa situada en ninguna parte pues ahora te lo contare:

"Hace unas semanas una patrulla de guardas fue alertada de una llamada de socorro en aquella casa, estos agentes horas después de llegar a esa casa enviaron un mensaje que decía:

-Vamos a morir, es inevitable, nadie puede salvarnos pero... (pitido... fin de la transmisión)

Nunca más se supo de estos guardas ni de otras dos patrullas que fueron enviadas, hasta el punto que tuvieron que recurrir a nosotros."

Según el piloto ya estamos llegando, pronto comprobaremos que es lo que ha pasado aquí. Bajamos enfrente de la casa y el helicóptero se fue no acercamos con cautela hacia la casa, una vez dentro nos dividimos en tres grupos de cuatro agentes, un grupo fue por detrás, otro por el tejado y yo con tres mazocas fuimos por la puerta principal.

Una vez dentro empezamos a inspeccionarla, vi una puerta a la que llegaba un camino de sangre, como si hubieran arrastrado a alguien hasta allí pedí cobertura y me dispuse a abrir la puerta, mientras giraba el picaporte escuche un suspiro, cuando abrí algo parecido a un ser humano se abalanzó sobre mi y no pude hacer nada por evitarlo, por suerte mis compañeros lo abatieron a tiempo.

Observamos el cuerpo era igual que el de un ser humano, pero como corrompido pronto nos reunimos con los otros dos grupos en la segunda planta, las linternas se apagaron y las radios empezaron a emitir un sonido inaguantable, cuando se encendieron de nuevo las linternas a uno de los agentes le habían comido literalmente las tripas, sin dudarlo salimos de aquella casa, hacía el bosque, sinceramente, no se donde se estaría más seguro.

Mientras seguíamos corriendo alcanzamos otra cabaña al mirar atrás se escucho un gran rugido y vimos muchos monstruos humanos o lo que fueran nos metimos en la cabaña para intentar resistir mientras pediamos ayuda por radio, empezaron a correr aquellas cosas hacia la cabaña, nos colocamos como bien pudimos lo once agentes restantes divididos para evitar que entraran.

Mientras yo intentaba establecer contacto con el helicóptero, pero no había manera, debíamos llegar a un lugar alto para que los árboles no bloquearan la señal, abatíamos a los que conseguían entrar pero pronto alguien grito "No tengo munición" iba a ir a llevarle cargadores y un monstruo calló sobre el, conseguí abatirlo pero fue tarde le mordió el cuello...

Pronto empezamos a nos dar a basto, eran cientos, no podíamos hacer nada si no contactábamos con el helicóptero así que propuse la idea de salir en busca de un lugar despejado lógicamente estaban asustados y no supieron que decirme, les dije que esperaríamos diez minutos por si el ataque cesaba, después teníamos que salir de aquí, ya que si se nos acababa la munición moriríamos igualmente.

Pasado el tiempo, nos preparamos para salir, todos juntos ya que dividirnos ante tantos enemigos carecía de sentido, abrimos a puerta y ¡Salvese quien pueda! Empezamos a corre la mitad disparaban hacia delante y la otra mitad hacia atrás, empezábamos a tener bajas, estaban siendo capturados muchos ya quedábamos seis, corrimos todo lo rápido que pudimos pero no paraban de venir, salían de todas partes, en poco tiempo perdimos cuatro agentes más, ya solo quedábamos dos y ahora si que temíamos no salir nunca de aquel lugar.

Legamos al borde de un barranco y no los teníamos pisándonos los talones, decidimos saltar ya que vimos agua debajo, o nos matábamos nosotros nos comían vivos, afortunadamente sobrevivimos a la caída y aunque aturdidos salimos del agua aún escuchaba sus rugidos dudo que se hubieran olvidado de nosotros, comenzamos a buscar un lugar despejado de arboles para usar la radio.

No encontrábamos nada, el denso bosque parecía no acabar nunca estábamos desesperados y tu vimos algunos encuentros con esas cosas pero por suerte eran pocos y pudimos con ellos seguíamos probando la radio y seguía sin funcionar, vimos como una roca que se podía escalar y empezamos subir para seguir probando la radio, una vez arriba probamos de nuevo y ahora funcionaba pero del nerviosismo olvidé el canal del helicóptero, no sabía que hacer, se volvían a escuchar los rugidos de cientos de ellos, empecé a cambiar canales en la radio por si tuviera suerte y lo encontrara.

Por fin di con el, pero decía que el radar marcaba una posición demasiado peligrosa por las rocas para acercarse con el helicóptero y que tendría que buscar una zona despejada, avisé a mi compañero y bajamos rápidamente de la roca, antes de que pudieran llegar y corrimos dentro del bosque de nuevo, tras unos minutos huyendo por fin encontramos una pequeña llanura y avisamos al helicóptero, dijo que ya estaba en camino, pero esas cosas nos habían seguido.

Nos defendimos como pudimos, corríamos de una parte a otra desesperados disparando, ya entre los dos solo nos quedaban cinco cargadores, no sabíamos que hacer, estábamos agotados y parecía que los monstruos se reproducían por esporas no paraban de salir, miraras a donde miraras, corrieras a donde corrieras allí estaban.

Estábamos acorralados en el centro de la llanura, no había salida, pero en el ultimo momento vimos las luces del helicóptero y nos lanzaron cuerdas comenzamos a subir como condenado, que es lo que eramos, pero ellos subían detrás nuestra, estábamos casi arriba cuando uno agarró a mi compañero de la pierna y lo dejo caer veinte metros abajo, caída mortal, subí y corte las cuerdas.

Como ultimo superviviente y después de comprobar lo que puede pasar en estas misiones de "reconocimiento" presenté mi dimisión...

                                                               FIN




¿Fue Real?

Una noche, viendo las noticias en el salón con mis padres salió un caso de una persona que aparentemente murió de un infarto en una mansión abandonada, se atribuyó como muerte natural y cerraron el caso, pero yo tuve el deseo de ir a esa casa, siempre me gustaron estas cosas paranormales así que al día siguiente, en el instituto se lo comente a dos amigos y dos amigas que eran.

José: Un amigo de mi infancia, mide alrededor de 1,60 m y es delgado.

María: Una amiga que conocí en una fiesta, mide más o menos 1,55 m, es bastante guapa la verdad.

Juan: Es el mayor de nosotros, mide 1,75, es un tío bastante divertido.

Ana: Está en mi clase, mide alrededor de 1,50 m, no esta mal pero prefiero a María.

Xharly: Este soy yo, mido un poco mas de 1,75 y I like sport.

Todos aceptaron (Las chicas después de un largo rato convenciéndolas), aunque me ahorré lo de la noticia de el hombre que murió porque si no, seguro que decían que no. Quedamos el sábado a las 17:00 o lo que es lo mismo, las cinco de la tarde.

Llegado el día preparé un mochila con: Una linterna, pilas de recambio para la linterna, agua, un par de dulces por si me entra hambre y una cámara de fotos. A las 5 menos cuarto fui hacía la entrada del instituto para recogerles y ir hacia la casa.

Tras encontrarme con ellos les pregunté si había traído linternas a Ana se le olvidó, pero bueno cuatro linternas estaban bien. Partimos en dirección a la mansión y hicimos un agujero en la parte trasera y entramos, estaba todo en muy mal estado, pareciera que hubieran dado martillazos por las paredes. salimos a un pasillo gigante y entramos en la primera habitación era como un despacho, o eso creo yo.

Mientras observábamos la puerta se cerró fuertemente, quisimos pensar que fue el viento, pero pronto María me dijo:

-Ana no está, ¡¡¡no está!!!

-Tranquila seguro que esta detrás de la puerta vamos a abrirla.

Me acerqué con Juan y José a abrir la puerta, nada mas tocarla se nos apagaron las linternas, pronto sentí como me inundaba un profundo sueño y caí inconsciente.

Desperté en una habitación con una alfombra roja, un escritorio, una estantería y iluminada por tres velas, recogí mi mochila y la linterna y vi que ninguno de mis amigos estaba, ¿Donde se habían metido? ¿Se abrían ido dejándome aquí?. Intenté abrir la puerta, pero tenía cerradura, empecé a tirar libros al suelo y abrir cajones en busca de la llave, estaba dentro de un libro titulado: "Tu vida depende de ella."
 Tras salir de aquella habitación observé que toda la casa estaba como nueva, como recién construida, pero no me paré a pensarlo mucho y eché a correr en busca de una salida.

A mitad de un enorme pasillo se apagaron las velas que había iluminando, y escuche un sonido metálico. Asustado encendí la linterna mientras retrocedía tenía delante una armadura, antes estaba pegada a la pared, pero quedo de nuevo inmóvil, parecía ser que solo se podía mover en la oscuridad sin dejar de apuntarle con la linterna pasé por su lado y cuando estaba lo suficientemente lejos empecé a correr, se escuchaban los pasos de la armadura detrás de mi.

Entré en una habitación y cerré la puerta, puse cosas para que no se moviera, y escuché los golpes tras de ella. Miré en busca de una salida, vi una puerta con cerradura y decidí probar la llave que abrió la otra puerta y ¡Bingo! entre y la cerré de nuevo con llave. Ahora entendí por que el libro en el que estaba tenía de título "Te vida depende de ella."

Acabé en una habitación parecida a en la que desperté Juan estaba inconsciente en el suelo, me acerqué y le eché un poco del agua, que llevaba en la mochila, en la cara para que se despertara. Tardo un poco pero recupero la consciencia me pregunto que donde estaban todos y le conté lo que me había sucedido.

Salimos al pasillo, que volvía a estar iluminado y la armadura había quedado quieta delante de la puerta que cerré antes, le dije a Juan:

-No podemos irnos sin ellas, tenemos que revisar la casa, al menos intentarlo.

-Vale, pero miremos solo lo que nos coja de camino hacía la salida.

-Esta bien.

Miramos habitación por habitación y en una de ellas estaba Ana llorando, la consolamos un poco y le dijimos que no había  tiempo y que le contaríamos lo pasado por el camino. Seguimos revisando habitación por habitación. Habíamos mirado todas la habitaciones por el camino y no había rastro ni de María ni de una salida que no pasara por tirarse cuatro plantas abajo.

En mitad del pasillo, de nuevo se apagó la luz pero esta vez se encendió sola, Juan y yo miramos hacía atrás, Ana ya no estaba y en su lugar había un zombie, me quedé paralizado pero por suerte Juan me empujó y echamos a correr por el camino me tropecé con un candelabro y me golpee la cabeza con el suelo por lo que quede inconsciente.

No se cuanto tiempo había pasado, pero estaba todo oscuro y empece a escuchar Xharly... Xharly... despierta... Mis parpados empezaron a abrirse y los vi a todos, según ellos parecía ser que perdí el conocimiento de repente y llevaban una hora intentando despertarme, pero, ¿Realmente fue un sueño? y si fue así ¿Por que tengo la herida en la cabeza de la caída que tuve en ese "Sueño" mientras huía?.

Fueron preguntas sin respuesta y aunque no terminaba de creer nada, ademas de que estaba un poco aturdido así que regresé con mi familia...

                                                         FIN

Alma Herrante.

Hace ya mucho tiempo, en una tierra lejana, un caballero andante llamado Héctor, fue llamado para librar La Guerra Santa contra Francia, viendo la enorme posibilidad de no volver fue a despedirse de su mujer y su hijo pequeño, fue una triste despedida antes de comenzar el viaje desde Andalucía, España.

Diez mil hombres partieron rumbo a Francia entre ellos Héctor, todos iban temerosos debido al poder de los ingleses y también a que desconocían con que cantidad de hombres contaba su bando contrario, el viaje constaba de quinces días de caminata y en la mañana del día dieciséis comenzaría la batalla. El primer día fue de avancé prácticamente tranquilo y sin problemas, como los siguientes trece días, pero al día número quince, llegaron los inconvenientes ya que tenían que atravesar los pirineos en pleno invierno, sin haber forma de bordearlos.

Muertos literalmente de frío, prosiguieron su viaje por el camino que ascendía, contando los ataques de lobos, el frío en los picos y algunos accidentes, mil quinientos hombres murieron en el traspaso de los pirineos,Héctor seguía vivo, el ejercito diezmado, comenzaba a tener un gran temor al ejercito francés, pero ya no había vuelta atrás.

En unas horas alcanzaron el punto de enfrentamiento, en lugar del ejército francés, llegó un mensajero que entregó una carta que decía:



En nombre del rey de Francia.

Nuestro ejercito a alcanzado vuestro castillo hace unas horas, los matamos a todos y también le prendimos fuego al castillo, si quieren pueden ir acercándose hacía el centro de Hispania, nosotros nos dirigiremos hacía allí.


Todo el ejercito totalmente corrompido, sus familias habían muerto, su castillo había sido toma y ademas tenían que volver a cruzar los pirineos para que tuviera lugar el enfrentamiento. Era evidente que llegaría totalmente agotados a la batalla, pero no les quedaba más remedio que hacerlo ya que tenían que volver a su hogar.

Una vez pasados los pirineos ya solo había seis mil hombres vivos y cuando alcanzaron el punto de enfrentamiento,entonces se encontraron los dos ejércitos y el general Francés dijo:

-Quien de vosotros es un tal Héctor.

-Yo soy Héctor, como sabe mi nombre.

-Nada, porque era el nombre que gritaba su esposa cuando me ocupe personalmente de ella.

-Maldito hijo de... ¡¡¡Armas arriba!!! ¡¡¡No dejéis ni uno vivo!!!


Comenzó una cruenta batalla, al final y casi parecía un milagro, el ejercito español se impuso, pero el general francés escapó. Héctor resultó gravemente herido y lo llevaron al castillo, en su lecho de muerte, hizo jurar a su ejército que encontrarían y matarían al general francés. Todos juraron que lo harían, pero el alma de Héctor, no quedo en paz y no lo haría hasta que el general estuviera muerto.

Su odio le había hecho convertirse en un alma herrante, en busca de venganza, fue en busca de el y no pararía
hasta encontrarlo, mientras tanto su ejercito estaba levantando el castillo después del ataque rastrero de los Franceses.

Meses después del suceso, Héctor apareció en los sueños de los soldados, a todos le pidió venganza sin piedad ya que si no nunca podría descansar en paz, al día siguiente comprobaron que todos habían tenido el mismo sueño y por tanto no era un simple sueño, era el alma de Héctor destinada a vagar por el limbo sin rumbo y sin nada. Ellos no pudieron concebir las injusticia y investigaron la posición del general, para asesinarlo.

La idea era matarlo de forma silenciosa, sin tener que provocar un enfrentamiento armado por lo que se salvarían muchas vidas, el más ágil del ejercito se hacía llamar Eric, que con el apoyo de un pequeño grupo de hombres, se adentrarían en el campamento francés sin ser vistos. Emprendieron el viaje el cinco de marzo pretendiendo llegar al campamento el diez ya que un pequeño grupo avanza más rápido.

Fueron preparados con abrigo para sobrepasar los pirineos sin tanto problema, tuvieron varios encuentros con lobos, que era lo que más temían pero estos huían a su paso esto era porque aunque no lo notaran Héctor iba con ellos, ya que ardía en deseos de obtener su venganza y poder reunirse con su familia.

Ya llegado el día, divisaron el campamento a lo lejos, estuvieron unos días investigando cual era la tienda de campaña del general. Pronto lo averiguaron y se adentraron en el campamento las noche del doce de marzo tuvieron que bordear todo el campamento para evitar las patrullas y cuando ya veían la entrada de la tienda, esta tenía en la entrada dos guardas.

Al poco de pensar como apartarlos, estos cayeron en un profundo sueño, esta vez si percibieron la presencia de su amigo, rápidamente entraron en la tienda antes de que pasara otra patrulla se acercaron a la cama del general y cuando iba a golpearle con el puñal algo le retuvo la mano y le susurro al oído:

-Espera... antes tengo que ocuparme de un asunto...

El general empezó a quejarse y gritar aparentemente de dolor, Héctor lo estaba castigando antes de dejar que lo mataran, Eric tuvo miedo de que los escucharan fuera y asomó la cabeza para mirar, todo el campamento estaba durmiendo, ¿Sería cosa de Héctor?

Al poco tiempo Eric escucho:

-Ya puedes ocuparte de el... ya esta destinado a arder en las llamas del infierno...

Le clavó el puñal varias veces para asegurarse de que muriera, ahora Héctor podía descansar en paz...

                                                                   FIN


La noche de Drácula.

Hace un par de meses vine desde Londres hasta Transilvania  para quedarme a vivir aquí ya que tenía algunos problemas de dinero y las casas en este lugar eran bastante asequibles. También vinieron conmigo mi mujer y mis dos hijas que aunque no apoyaban mucho la idea por las leyendas que recaen sobre Transilvania, pero en cuanto vieron el precio de las casas se les pasaron las quejas.

Cuando llegamos nos sorprendió la casa, era enorme y con un patio delantero con césped y todo, estaba mejor que en las fotos y eso que suelen exagerarlas. Pronto nos pusimos manos a la obra ya que pronto llegaría el camión para la mudanza y ya tendríamos que saber más o menos donde poner cada cosa. Una vez colocadas las cosas decidimos ir al cine, ya que el cine de este pueblo es famoso por sus películas de terror y a todos nos encantan por lo que sin dudarlo un minuto salimos hacía allí. 

En realidad lo admito, nos perdimos como cuatro veces porque no sabíamos donde estábamos pero con un poco de ayuda de nuestros nuevos vecinos conseguimos llegar. La película tenía un nombre peculiar, "El traga almas", pero era buenísima y con su típica escena de chico y chica liándose que cuando menos te lo esperas sale un bicho de debajo del coche. Creo que fue un dinero muy bien invertido y claro esta fue un puntazo porque nos regalaron las palomitas que son algo indispensable para el cine.

Al terminar la película nos dirigimos a casa, bueno a "casa", porque la verdad nos perdimos otra vez, aunque volviendo a preguntar conseguimos encaminarnos a donde debíamos. Cuando ya estábamos llegando vimos una chica de unos 18 años tirada en la acera, estaba pálida y tenia dos agujeros en el cuello, avisamos a la policía, cuando llegaron la chica ya había muerto. 

Al día siguiente vi en el periódico que los médicos decían que había sido atacada por un animal que se bebió literalmente toda su sangre, pero, ¿Qué animal se bebe la sangré haciendo agujeros en el cuello? ¿Una sanguijuela con cañita? Pero bueno el único problema eran las niñas que estaban un poco tocadas por el tema ya que con 10 años que tiene la mayor no es que estén muy acostumbradas a ver gente real muerta.

Mi mujer empezaba a preocuparse de por si esas historias o leyendas eran ciertas, yo intente convencerla de que no eran más que simples leyendas, aunque parecía más calmada no la veía muy confiada. Como tampoco iba a permitir que les pasara nada también le comenté de estar unos días y si morían más personas irnos a donde fuera necesario, me asintió con la cabeza y ya quede más tranquilo.

A la mañana siguiente apareció un cuerpo atravesado desde el ano hasta la boca, coloquialmente llamado, empalamiento, después de esa noticia la policía abrió el caso de "El Empalador" y decidimos que sin duda alguna nos íbamos de Transilvania. Empezamos a hacer el equipaje y miramos algunos alquileres en las afueras de Londres que saliera asequibles, es iba a ser la ultima noche que pasáramos allí y partiríamos al día siguiente por la tarde.
Salí a mirar el buzón, que supongo que estaría lleno de publicidad. Al abrirlo había una carta para un tal Bladimir Drácula pregunte a alguna gente que me dijeron que vivía en un castillo en las afueras y que tuviera cuidado si decidía, pero en definitiva la carta era suya así que fui a devolvérsela. Para poder llegar a su casa había que pasar un pequeño cementerio que parecía ser de la familia de esta tal Bladimir.

Estuve caminando unos veinte minutos antes llegar al castillo, la entrada aunque era de imaginar que era grande, ya que es un castillo, pero aún así me sorprendió mucho. Tiré de una pequeña campana que se parecía a las que llevan los rebaños de ovejas para que no se pierdan.

Se abrió una ventanita en la puerta donde asomó un ojo y me dijo (El dueño del ojo, no el ojo evidentemente)

-¿Qué vendes?

-No vendo nada solo venia a devolver una carta que esta carta que han dejado en mi buzón a nombre de "Bladimir Draculo" en el pueblo me indicaron que vivía en este castillo.

-Bien, pasa.

Pronto abrió una pequeña parte de la puerta porque para abrirla entera según yo harían falta con quince hombres y fuertes. Dentro era todo como un castillo del medievo en pleno siglo XXI el hombrecillo que me abrió era un bajo y jorobado asustaba bastante fui detrás suya que supongo que me llevaría con el dueño del castillo. 

Un vez en la sala principal me dijo que esperara que iba a avisar a su amo, me sorprendió que dirigiera a el como "Amo" pero en definitiva haber si podía entregar la carta ya y largarme. Pronto llegó y se autopresento
como el Conde Drácula. Hice lo posible por no reírme ya que era de piel muy pálida, llevaba una capa negra y le sobresalían un poco los colmillos, así que tenía de conde lo que yo de monja. 

Le dije que tenía una carta a su nombre y el ignoro totalmente eso y me invitó a sentarme a tomar una cerveza  
con el, por no hacerle el feo le dije que si. Mientras nos la tomábamos me dijo:

-Cuando termines de tomártela te mostraré el castillo.

-Esta bien, pero no tarde mucho por favor que hoy tengo prisa.

-Claro seré todo lo rápido que pueda.

Me bebí la cerveza de un trago y le pedí que comenzara a enseñármelo (El castillo mal pensado). Me dijo que me enseñaría sus aposentos que eran una obra de arte, no se si obra de arte pero en los escalos para bajar había telarañas en todos lados. Al llegar abajo vi dos ataúdes, empecé a temblar y eché a correr, el apareció delante mía, no tenía escapatoria y reculé tropecé con uno de los ataúdes y caí dentro, el Conde cerró el ataúd y dijo:

-Volveré...

Intente salir pero no había manera, pesaba demasiado era de piedra. ¿Qué pensaba hacer conmigo? la verdad casi prefería que me dejara aquí y no volviera. Estuve un rato allí metido sin saber que hacer y escuche un crujido debajo mía golpee un poco el suelo que pronto se hundió y caí una planta mas abajo había  una pequeña mesa con un libro encima, lo abrí y solo tenía dos páginas en las que decía que el Conde era un vampiro y que tenía 1127 años, también salía que su poder reside en un espejo, si ese espejo es roto el conde morirá y según el libro el espejo está en esa misma habitación.

Lo estuve buscando y estaba detrás de un paño lleno de polvo iba a darle una patada cuando escuche un zumbido, al girarme el Conde estaba detrás mía y me quedé paralizado y empezó a acercarse a mi justo cuando iba a morderme recobré la cordura y pateé el espejo con todas mis fuerzas, Drácula empezaba a verse transparente seguí golpeándolo y cuando ya iba a terminar de romperlo me mordió y desapareció.

¿Lo conseguí? Depende de como lo mires, porque ahora soy yo el nuevo Conde...

                                                                FIN