Alma Herrante.

Hace ya mucho tiempo, en una tierra lejana, un caballero andante llamado Héctor, fue llamado para librar La Guerra Santa contra Francia, viendo la enorme posibilidad de no volver fue a despedirse de su mujer y su hijo pequeño, fue una triste despedida antes de comenzar el viaje desde Andalucía, España.

Diez mil hombres partieron rumbo a Francia entre ellos Héctor, todos iban temerosos debido al poder de los ingleses y también a que desconocían con que cantidad de hombres contaba su bando contrario, el viaje constaba de quinces días de caminata y en la mañana del día dieciséis comenzaría la batalla. El primer día fue de avancé prácticamente tranquilo y sin problemas, como los siguientes trece días, pero al día número quince, llegaron los inconvenientes ya que tenían que atravesar los pirineos en pleno invierno, sin haber forma de bordearlos.

Muertos literalmente de frío, prosiguieron su viaje por el camino que ascendía, contando los ataques de lobos, el frío en los picos y algunos accidentes, mil quinientos hombres murieron en el traspaso de los pirineos,Héctor seguía vivo, el ejercito diezmado, comenzaba a tener un gran temor al ejercito francés, pero ya no había vuelta atrás.

En unas horas alcanzaron el punto de enfrentamiento, en lugar del ejército francés, llegó un mensajero que entregó una carta que decía:



En nombre del rey de Francia.

Nuestro ejercito a alcanzado vuestro castillo hace unas horas, los matamos a todos y también le prendimos fuego al castillo, si quieren pueden ir acercándose hacía el centro de Hispania, nosotros nos dirigiremos hacía allí.


Todo el ejercito totalmente corrompido, sus familias habían muerto, su castillo había sido toma y ademas tenían que volver a cruzar los pirineos para que tuviera lugar el enfrentamiento. Era evidente que llegaría totalmente agotados a la batalla, pero no les quedaba más remedio que hacerlo ya que tenían que volver a su hogar.

Una vez pasados los pirineos ya solo había seis mil hombres vivos y cuando alcanzaron el punto de enfrentamiento,entonces se encontraron los dos ejércitos y el general Francés dijo:

-Quien de vosotros es un tal Héctor.

-Yo soy Héctor, como sabe mi nombre.

-Nada, porque era el nombre que gritaba su esposa cuando me ocupe personalmente de ella.

-Maldito hijo de... ¡¡¡Armas arriba!!! ¡¡¡No dejéis ni uno vivo!!!


Comenzó una cruenta batalla, al final y casi parecía un milagro, el ejercito español se impuso, pero el general francés escapó. Héctor resultó gravemente herido y lo llevaron al castillo, en su lecho de muerte, hizo jurar a su ejército que encontrarían y matarían al general francés. Todos juraron que lo harían, pero el alma de Héctor, no quedo en paz y no lo haría hasta que el general estuviera muerto.

Su odio le había hecho convertirse en un alma herrante, en busca de venganza, fue en busca de el y no pararía
hasta encontrarlo, mientras tanto su ejercito estaba levantando el castillo después del ataque rastrero de los Franceses.

Meses después del suceso, Héctor apareció en los sueños de los soldados, a todos le pidió venganza sin piedad ya que si no nunca podría descansar en paz, al día siguiente comprobaron que todos habían tenido el mismo sueño y por tanto no era un simple sueño, era el alma de Héctor destinada a vagar por el limbo sin rumbo y sin nada. Ellos no pudieron concebir las injusticia y investigaron la posición del general, para asesinarlo.

La idea era matarlo de forma silenciosa, sin tener que provocar un enfrentamiento armado por lo que se salvarían muchas vidas, el más ágil del ejercito se hacía llamar Eric, que con el apoyo de un pequeño grupo de hombres, se adentrarían en el campamento francés sin ser vistos. Emprendieron el viaje el cinco de marzo pretendiendo llegar al campamento el diez ya que un pequeño grupo avanza más rápido.

Fueron preparados con abrigo para sobrepasar los pirineos sin tanto problema, tuvieron varios encuentros con lobos, que era lo que más temían pero estos huían a su paso esto era porque aunque no lo notaran Héctor iba con ellos, ya que ardía en deseos de obtener su venganza y poder reunirse con su familia.

Ya llegado el día, divisaron el campamento a lo lejos, estuvieron unos días investigando cual era la tienda de campaña del general. Pronto lo averiguaron y se adentraron en el campamento las noche del doce de marzo tuvieron que bordear todo el campamento para evitar las patrullas y cuando ya veían la entrada de la tienda, esta tenía en la entrada dos guardas.

Al poco de pensar como apartarlos, estos cayeron en un profundo sueño, esta vez si percibieron la presencia de su amigo, rápidamente entraron en la tienda antes de que pasara otra patrulla se acercaron a la cama del general y cuando iba a golpearle con el puñal algo le retuvo la mano y le susurro al oído:

-Espera... antes tengo que ocuparme de un asunto...

El general empezó a quejarse y gritar aparentemente de dolor, Héctor lo estaba castigando antes de dejar que lo mataran, Eric tuvo miedo de que los escucharan fuera y asomó la cabeza para mirar, todo el campamento estaba durmiendo, ¿Sería cosa de Héctor?

Al poco tiempo Eric escucho:

-Ya puedes ocuparte de el... ya esta destinado a arder en las llamas del infierno...

Le clavó el puñal varias veces para asegurarse de que muriera, ahora Héctor podía descansar en paz...

                                                                   FIN


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